jueves, 27 de junio de 2013

PARA QUÉ ENSEÑAR

Uno de los problemas principales en el currículo es PARA QUÉ enseñar, enfrenta procesos de cambio (demandas y requerimientos formativos) y paradojalmente los demás factores (Qué, A quién, Cuando, Dónde, etc) no están ajustados sincrónicamente”. Sobre el Particular:
revisaremos la validez de tal planteamiento, a la luz de las concepciones curriculares, los fundamentos que deben estar presentes en la construcción curricular y los nuevos requerimientos que se hacen presentes en Educación.
En los fundamentos del para qué enseñar, debiera estar planteada en términos de otorgar la simiente a los alumnos para el inicio de la vida ya sea en una probable continuación de estudios superiores y/o para la vida del trabajo, en la preparación de dominios de competencias propias de especialidades con aprendizajes de objetivos transversales como de objetivos y contenidos de la formación general, que lo benefician con una formación integral para desarrollarse en el mundo productivo y responder a los cambios tecnológicos y ambientales del desarrollo.                                Los perfiles de este currículo permitirían establecer patrones de evaluación, posibilitando exigencias mensurables y con patrones de comparación de calidad. Además en el proceso educativo se debiera, indicar las formas de aprendizajes que se originan en la realización de los distintos Objetivos Fundamentales y Contenidos Mínimos Obligatorios, con los modelos teóricos de aprendizajes que lo sustentan.
Tres factores están transformando profundamente la sociedad contemporánea:
(a) el impacto de la revolución causada por las tecnologías de la información, casi tan importante y radical como la revolución industrial que la precedió,
(b) el impacto de la internacionalización, y
(c) el impacto del conocimiento científico y tecnológico.
Lo anterior, demanda directamente al sistema educacional por una distribución equitativa de conocimientos y disposiciones relevantes para un participación democrática efectiva. A lo señalado, que puede aplicarse a la condición de la modernidad en sociedades democráticas, se agrega en nuestro país el desafío específico de superar la pobreza, y la necesidad por tanto de velar por el carácter sostenido del proceso de desarrollo económico-social, regulado por valores de equidad y solidaridad .
Lo aludido tiene implicancias educativas directas y globales. En el pasado las exigencias básicas del orden social a la educación escolar de las mayorías iban poco más allá de una alfabetización compatible con procesos mecánicos repetitivos en el mundo productivo y una socialización básica en valores de convivencia e identidad nacional, en los planos social y cultural. En cambio, la sociedad del conocimiento demanda al sistema escolar que comunique competencias intelectuales y morales de mayor nivel, lo que a su vez le demanda una reconceptualización y reorganización profunda de su quehacer.
Así, de las nuevas formas de producir, comunicarse y organizarse de la sociedad, surgen demandas formativas al sistema escolar más ambiciosas que en el pasado, que apuntan al logro de:
• Mayores capacidades de abstracción y elaboración de conocimientos;
• Mayores capacidades de pensar en sistemas;
• Mayores capacidades de experimentar y aprender a aprender;
• Mayores capacidades de comunicarse y trabajar colaborativamente;
• Mayores capacidades de resolución de problemas;
• Mayores capacidades de manejo de la incertidumbre y adaptación al cambio.
Lo señalado tiene importantes consecuencias para los educadores y el currículum. ¿Qué debe hacer la educación frente al dilema de tener que inculcar valores y afirmar sentidos en un orden cada vez más inevitablemente plural y problemático en su fundamento moral? El desafío mayor en este plano dice relación con las relaciones entre identidad y pluralismo. Esto último potenciado por la globalización y la diversidad y complejidad creciente de nuestro propio orden social. Como se expondrá en la sección final, el nuevo marco curricular nacional explicita, como nunca antes, un conjunto de orientaciones valóricas ‘transversales’, es decir, que cruzan al conjunto del currículum, fundadas en principios que niegan el relativismo, que condena a la anomia y a la inacción, así como también el absolutismo valórico que lleva a negar al otro y sus valores.
Desde otra perspectiva, los cambios tecnológicos, económicos y socio-culturales aludidos, implican, tanto desde el punto de vista moral de una sociedad que cree en la igualdad de oportunidades, como desde las demandas del crecimiento económico, que los requerimientos educativos y formativos que antes fueron ofrecidos sólo a una fracción del grupo de edad, hoy deben ser provistos en forma universal. Al transformarse la base productiva de la sociedad en la dirección de conocimiento, la información y el manejo de la innovación, lo que hasta anteayer se concibió como educación de élite, hoy debe ser provisto a la mayoría.
Ejemplo:
La LOGSE establece que la educación especial está integrada en el sistema educativo común. Sus objetivos y contenidos deben ajustarse a los planteamientos educativos generales, adecuándolos en cada caso a las características de los alumnos.
Los alumnos con necesidades educativas especiales cursan en los colegios o liceos con régimen de integración, y en los niveles de enseñanza comunes.
Para que los alumnos con necesidades educativas especiales puedan alcanzar los objetivos y contenidos que se establecen con carácter general, se realizan las adaptaciones o modificaciones necesarias dentro del currículo establecido.
Estas adaptaciones pueden ir en una doble dirección: adaptaciones de acceso al currículo (modificaciones o previsiones de recursos espaciales, introducción de nuevos materiales y utilización de sistemas de comunicación complementarios) adaptaciones curriculares propiamente dichas (modificaciones que se realizan desde la programación de aula en objetivos, contenidos, metodología, actividades, criterios y procedimientos de evaluación): significativas, cuando implican la eliminación de algunas enseñanzas básicas del currículo oficial.
No significativas, cuando no afectan a las enseñanzas básicas.
Además de estas estrategias de ajuste de los programas educativos generales a las características de los alumnos con problemas de aprendizaje, también se establece la posibilidad de realizar diversificaciones curriculares.
Una diversificación curricular es una variante extrema de adaptación curricular, prevista para el caso de los alumnos con mayores y más graves dificultades para aprender, asociadas a déficit graves y permanentes, y para quienes algunas áreas curriculares pueden tener un menor valor funcional.

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